Luis Diaz
(entrevista hecha en 11-julio-2003)
Soy Luis Ángel Díaz. Yo rapeo, y soy poeta. También soy maestro de escuela superior.
En realidad llegué a rapear por accidente, creo. Fueron amigos míos los que me invitaron a formar un grupo. Había un amigo mío, llamado Tito. Él hace ritmos musicales, hace “beats,” produce… y entonces me dijo “bueno, pues vamos a hacer un grupo.” Y yo empecé a escribir. Yo escribía mis cositas, mis poemas, en realidad ingenuos, porque yo no leía mucho. En realidad la costumbre la tomé más tarde, porque no necesariamente la cultivé en la escuela. Fue luego de graduarme de escuela superior que me doy cuenta, de quizá las cosas que no aproveché, de la clase de español, o de literatura y cosas… las novelas a lo mejor no las cogía muy en serio o no entendía la importancia que tenían culturalmente. El acercamiento que tengo con a la poesía es posterior, después de que estoy en la universidad.
Mi acercamiento al arte se da principalmente por la relación que tengo con el rap, con mis amistades, que en realidad… la cultura del hip-hop es bastante complicada. Somos un producto de cuatro formas artísticas distintas: el breakdancing, el DJ, el graffiti y el MC, que es lo que yo soy. En realidad, en esos tiempos, cuando empezamos a bregar con la música, quizá era una sorpresa: “mira, Luis está rapeando ahora, tú sabes”. Pero al día siguiente a lo mejor un amigo venía y decía “estoy graffiteando”. Y era normal que tú establecieras puentes entre una cosa y otra. Yo intenté graffitear en algún momento, pero también fue porque yo estudié en la Central High y me gustaba dibujar, y me gustaba mucho el arte de esa forma. Intenté grafittear, pero no era muy bueno grafitteando, así que… después fue que me di cuenta que podía rapear, pero por accidente, quizá.
Yo soy maestro de historia. Esa materia fue la que estudié. Me di cuenta que me gustaba después. La clase me gustaba en la escuela, como me gustaba la de ciencia. La de español no me gustaba, la de inglés tampoco. Me gustaba la historia, las ciencias… pero la que más me gustaba era la de arte. Nos daban una hora, poco más, hasta dos horas, era como jugar trabajando. Me la disfrutaba, me la gozaba completa. Yo pude haber pintado; toda mi familia pensaba que lo que yo podía hacer era eso pero… luego me fui de la escuela… de hecho, me botaron de la Central (ríe), y entonces estudié en Carolina, en la Dr. José M. Lázaro, la Kodak, y de ahí me gradué.
Los intereses quizá cambiaron. Estaba buscando, no sabía por qué decidirme cuando entré a universidad. Terminé la escuela temprano, en 11mo, porque cogí clases de noche. Al salir de la Central tenía muchos créditos en 10mo., al entrar a la Kodak solo me quedaban tres créditos para graduarme. Cogí dos clases de noche, y una en verano, y me gradué.
Terminé bien rápido. Me puse a buscar qué hacer para vivir, buscar trabajos para vivir, lo que a lo mejor me doy cuenta que fue un error, aunque no me arrepiento, porque aprendí mucho de historia, y me llena mucho lo que estoy haciendo. Me gusta el arte, me gusta la historia igualmente, pero si yo hubiera sabido que aquí había una escuela de artes plásticas, y yo no lo sabía, si hubiera sabido que se podía hacer eso, el trabajo de artista, y que a lo mejor se podía vivir de eso, tal vez, con el tiempo, de tener más facilidades para que los estudiantes de arte o personas que tuvieran algún talento en escuela superior siguieran al llegar a universidad sus estudios de arte, sería mejor, si se orientaran mejor…
No sé, a lo mejor yo mismo, mi edad, la inmadurez, a lo mejor yo no sé si debo echarle la culpa al sistema público de educación, porque a fin de cuenta terminé mi bachillerato, y seguí estudiando, y tenía quizá otros elementos disponibles, y yo también escogí, pero si yo hubiera sabido que existía una escuela de artes plásticas, a lo mejor no hubiera hecho mi bachillerato donde lo dice, a lo mejor lo hubiera completado allá.
Yo no recuerdo ninguna materia que yo particularmente detestara. Todo dependía del maestro, todo dependía de su dominio del material. Todo depende de cómo tú abordas el material con respecto al público con el que tú estas trabajando. Yo entiendo que al nivel que yo estoy trabajando como maestro, debo tener en cuenta que se trata de niños de 14, 15 años, muchachos y muchachas ya. No es el mismo nivel de escuela superior de 17, 18 años. Las edades varían bastante de un grado al otro. Tengo que saber a quién le estoy hablando, ver qué lenguaje usar, qué recursos utilizar, hablar como que la historia no tiene que ser algo complicado, aburrido o pesado, ni que la lectura tampoco tiene que ser pesada, sino que tiene que haber disponibilidad de lo que es lo bueno, lo que necesita el muchacho, y cómo el muchacho puede aprovechar esas herramientas, que están allí… lo que uno tiene que ser es ser un buen facilitador.
Yo tengo un ejemplo en mi mamá, Isabel Feliciano. Mi mamá es una mujer que no le debe nada a nadie, y ella se hizo solita. Se crió sin sus padres, y ella es mi ejemplo. Ella viene de un barrio bien pobre en Santurce. Ella hizo su bachillerato en tres años, teniéndome a mí. Se casó bien joven. Hizo su maestría en trabajo social, luego su maestría en psicología, su doctorado en psicología, y hoy día es profesora de la Universidad de Puerto Rico. Eso para mí es el ejemplo más grande. Mi vieja trabajó 18 años en Corrección, trabajando en el Oso Blanco. Yo veo a mi mamá, y yo no me veía a mí sin terminar de estudiar ni siquiera un bachillerato, porque me iba a abochornar…
En verdad, en esas edades, a ese nivel, y en las comunidades en las que nosotros crecemos, hay mucha violencia. Yo no dejé de pasar por eso. No estuve metido en el narcotráfico, ni cosa como esa, porque esas son palabras mayores, pero hoy día un muchacho tranquilo, el más que menos, tiene contacto con la violencia de alguna forma en la escuela. Me acuerdo en la escuela que habían “bonchecitos” de uno y otro sitio, o escuelas que iban a otras escuelas a dar pelas, y habían riñas entre una escuela y otra, y venían de otras escuelas a buscarte para pelear… hay que tener cuidado con eso, porque sé de gente que terminó muerta. Lo que más lástima me da, lo que he observado que está pasando con la música del rap en todas sus manifestaciones, y aunque yo no hago reggaetón, pero el rap tiene sus desviaciones, me da lástima el que se glorifique la violencia, la violencia defensivamente, si te vienen a agredir, no te vas a quedar “dado,”
Pero hay otras cosas más, fuera de la calle. La lectura, por ejemplo, a mí me ayudó mucho. La escritura me ha ayudado bastante a decir cosas que yo no sabía que era capaz de decir. Las cosas que veo y siento que están mal, las digo, trato de buscarles solución, les busco explicación. Hago lo mejor que puedo, al tratar de rapear; sé que tengo una responsabilidad, y no lo quiero decir con un sentido mesiánico ni profético, porque sería ridículo de mi parte, pero lo digo humildemente: si yo he tenido unas herramientas, por lo que haya sido, de estudio, pues el conocimiento no es mío. Yo tuve acceso al conocimiento de alguna forma, y no me olvido de la gente con la que yo crecí. Debo hacer que el conocimiento que me llegó y no fuera mio tuviera mayor difusión. En eso estoy tratando de ayudar.
No fui una estadística, no terminé en una cuneta, con un tiro pegado en la cabeza, básicamente porque estudié. Estudié en la universidad, hice mi bachillerato en cuatro años. Sé que al principio yo no hacía nada, y yo no sabía lo que estaba haciendo cuando llegué. Casi no entraba a la universidad. Pero me fui dando cuenta, y ya en tercer año estudié mucho, tomé muchos créditos en tercer y cuarto año, tomé mis veranos siempre. No dejé de “janguear” por la noche, yo jangueaba y andaba con mi gente, y en la Universidad había gente que rapeaba. De hecho, quien tiene el grupo conmigo, mi amigo Tito, que te mencioné, a quien le dicen Yallzee, estaba en la universidad.
O sea, a lo mejor uno aprende muchas cosas en la calle, pero la Universidad enseña a uno a estudiar, a aprender, a aprender a usar dónde están los recursos que uno necesita para entender ciertas cosas. Pero también la Universidad, el diploma, es bien necesario. Estar desempleado a los 25 años no es nada de fácil sin un bachillerato. Si uno tiene un hijo –y yo no los tengo, eso es otra cosa… hay que saber decidir, escoger el momento apropiado para tener un hijo, o tener un matrimonio, o una pareja… ser responsable con esas cosas. Tal vez el acercamiento que se tiene con la droga, uno debe ser bastante cuidadoso. Todo exceso está mal, sea lo que sea que tú haces.
Estudiar no va a necesariamente va a cambiar el mundo, pero quizá sí... Yo creo, que las cosas que yo conozco las conozco porque he tenido acceso a la universidad. Eso no necesariamente te va a hacer rico, pero a lo mejor eso no es lo importante… sí te va a hacer un mejor ser humano. No necesaria mente más rico, porque eso depende de muchas cosas.
(Sobre la historia de Puerto Rico, y la enseñanza de la historia)
(pausa larga) Yo creo que es muy importante que todo ser humano en las edades a las que yo enseño historia se sepa definir. La definición de un ser humano es muy complicada, porque uno puede ser tan diverso como uno desee ser, o las circunstancias con las que uno se ha topado. Nuestra identidad, por ejemplo, quién podemos ser nosotros -que somos de este espacio- tiene mucho que tiene que ver con las migraciones que se dieron del continente europeo para acá, de las del continente africano, encadenado, esclavo, el contacto que se dio con América… en ese contexto es que yo me muevo. Si estoy dando historia del mundo, yo hablo de la época clásica, Grecia y Roma, y hablo de las aportaciones que nosotros recibimos de ellos… hablamos español gracias a que los romanos hablaban latín y lo llevaron a España. De África no se habla por ahí a regularmente, así que les hablo de los imperios ancestrales, de Etiopía, Axum, Kush, Nubia, la Gran Zimbabue, de Ghana, de Mali, y luego hablo de la esclavitud… que cómo los negros no siempre han sido pobres, sometidos, hambrientos, sino que vienen acá por una circunstancia histórica. Con eso espero que tengan una conciencia más clara de lo que es uno, y que se sientan orgullosos de lo que es uno.
De mí los estudiantes no oyen lo mismo que oyen todo el tiempo. Es como si les estuvieras hablando de algo que es nuevo –que no lo es, sino que es algo que sencillamente no se habla. Lo asumen como algo que es nuevo, que están aprendiendo por primera vez, y rompemos con la monotonía, de que es lo mismo de todos los años, que la cultura es toda de los europeos, y que vinieron a evangelizarnos y a hacernos pensar, porque nosotros éramos solamente unos indios en taparrabo…
(Sobre si su estilo de rap ha logrado alguna transformación de conciencia en la mente de alguien)
Sí (ríe nerviosamente), y es raro, porque sí ha pasado… un compañero acá en la Universisdad, Emérito, un señor mayor que falleció hace poco, me decía: “Oye, tú me has cambiado la forma de ver a los raperos, porque de verdad las cosas que tú dices son las cosas que hacen falta para que los muchachos de ahora no se vayan a descarriar, y que no se piense que todo el rap es ofensivo y violento…” Muchachos jóvenes de la universidad también me lo han comentado… Satisface mucho que mediante el trabajo que tú haces ocurra un cambio…
(Sobre el fenómeno de Tego Calderón)
Bueno, a Tego hay que aplaudirle el hecho que la primera persona dentro del género que ha tomado como un tema central de su contenido la raíz negra puertorriqueña. Y eso es algo que se debió haber hecho hace años… es como si hubiera descubierto la rueda. El “reggaetón,” por ejemplo, tiene una conexión tan directa con lo que es la negritud, y pareciera obvio, pero no se había hecho ese puente hasta este momento. En ese sentido Tego ha sido un innovador.
Se entiende por la gente que lo que Tego hace es rap, que hay una diferencia entre lo que él hace y lo que hacen sus colegas del reggaetón, y a lo mejor eso trae una apertura hacia lo que yo hago, que no es eso, porque no va con mi personalidad, la cuestión del baile, yo soy más tranquilo. No tengo problemas con eso, pero ten en cuenta que los acercamientos que le hacen las disqueras a uno son los que limitan a uno. Tego puede abrir un puente bastante ancho para que nosotros sigamos detrás, pero si nosotros no estamos bien respaldados por una disquera o por gente que ya estén bien establecidos en el ambiente, es muy difícil. No podemos tener acceso a hacer video; los videos son carísimos, mantenerlos tocándose todo el tiempo en pautas, varias veces al día, por meses, es carísimo. Hay que tener buen billete para que el video esté meses, semanas corriendo. Para que uno salga en radio es un problema, no sé si por el sonido que usamos o por las letras, pero los representantes de corporaciones, o incluso productores bien intencionados, se te acercan y te dicen que: “esto no va a vender porque estás diciendo muchas cosas” o “esto no se va a vender porque la gente quiere oír cosas más sencillas”, o “tienes que hacer algo bailable, tienes que buscarte un productor musical distinto”, cuando yo entiendo que yo tengo el mejor capacitado para hacerlo… En realidad tratan de transformar el producto que uno tiene.
Yo trato de hacer algo distinto de lo que hace todo el mundo, todos tenemos nuestra propia fórmula. Tego hace su trabajo independientemente y no se parece a nadie. Otros harán lo mismo. Yo soy un individuo aparte. Lo que pretenden hacer los medios y las corporaciones es homogeneizar, y la diversidad desaparece. No hay ningún producto disponible para que el muchacho pueda escoger. Ya ellos tienen una idea que tal producto es bueno porque sale esta gente, que siguen cierta fórmula. Si se sale de la fórmula es un riesgo muy grande para que las disqueras se lo copian. Cuando eso pasa las disqueras dicen: “este tipo no va a vender 25,000 copias, así que, lamentablemente, no vamos a hacer nada con él.”
No sé si lo que yo haga va a tener tanta rentabilidad como el producto de Tego. Yo deseo lo mejor, que se lo goce, porque ha tenido buena acogida, pero yo no sé si yo tendré una acogida masiva de esa forma.
Yo estoy grabando un disco ahora. He estado invitado en grabaciones antes, pero este es mi primer disco. Mi trabajo es todo underground, independiente, subterráneo. Llevo diez años haciéndolo. Ha sido bastante difícil, pero tengo la satisfacción de tener mucho material escrito, producido y grabado, sin tener una disquera detrás de mí. Yo no escribo para tener un disco. No llego a un estudio sin saber lo que voy a hacer y me pongo a escribir allí. Llevo meses trabajándolo. Me ha ayudado a escribir, por satisfacción. Creo que mi trabajo me ha convertido en un poeta, que es algo que me satisface. Siento que la poesía es parte de mi vida. La relación que hay entre lo que yo leo, las personas a quienes leo, su vida, y lo que yo hago con la mía, a mí me llena mucho, porque son modelos de acción a los que puedo apelar en cierto momento. El acto creativo es un acto liberador. Eso es lo más importante: poder decir lo que pienso sin tener que pensar en las consecuencias.
Yo le recomiendo a mis estudiantes como personas: el matrimonio debe aplazarse bastante. Los muchachos se gradúan y se creen que ya deben casarse. Uno debe darse tiempo a sí mismo. El foco es uno. Uno no necesariamente está hecho para hacer una familia y reproducirse. Aunque sea una función del ser humano, el ser humano no es solamente un animal. Uno razona. El ser humano debe buscar sus motivaciones.
El narcotráfico es bien peligroso. Yo ni entraría ahí. No juzgo a nadie que lo haga por unas condiciones de vida, pero no se lo aconsejaría a nadie. Pueden terminar preso, pueden morir, afectan su comunidad.
La drogadicción: uno debe tener cuidado con lo que uno usa y cómo lo usa. Todo en exceso es malísimo. Toda obsesión que uno tenga, que uno no pueda controlar, es malísima. Uno no puede depender de curarse hasta para uno poder respirar, todo lo contrario. Eso no debe ser un modo de vida, y en este país hay muchos drogadictos. A amigos míos que no son puertorriqueños les está raro: les está raro que en este país hayan tecatos: “es raro en mi país usar heroína, porque en mi país no hay dinero para comprar eso. Allá sí hay drogadicción pero es de los niños que huelen pega, que andan por ahí” Quizá eso significa que aquí tal vez haya más acceso a unos medios económicos –con lo que yo no necesariamente estoy de acuerdo, pero esa es la premisa. Es más fácil por eso que aquí una persona que no trabaje gaste cientos de dólares al día en droga, pidiendo dinero o robando. Eso no creo que sea bueno.
Sobre todo, estudiar. Estudiar, sin dejar de ser uno, sin dejar de ser joven. Uno tiene que disfrutar la juventud, y tiene derecho a ser joven. Mientras uno es joven, y entiende que puede morirse en cualquier momento, uno debe hacer eso. Sin embargo, uno debe ir acumulando, poquito a poco, las cosas que a uno lo van a ayudar en un futuro a sobrellevar los retos que vienen. Uno no sabe cuáles son los retos que vienen. Yo sí entiendo que un diploma puede ayudar. El conocimiento puede ayudar a uno ser un ser humano más diverso, más grande, a tú poder juzgar situaciones que la gente a lo mejor no ve. A gente que no le han dicho ciertas cosas a lo mejor tienen la capacidad, pero no han despertado unas curiosidades que son esenciales en el ser humano. La necesidad del disfrute de ciertas cosas.
En este momento, en el siglo XXI, mi generación tiene una crisis intelectual, por la que la generación de nuestros padres no pasó. Esa generación de la guerra de Vietnam tuvo acceso a unas ideas que nosotros no tenemos, por la razón que sea. Nuestro nivel cultural quizá no es tan alto como en otros países. Por ejemplo, en otros países el cine se respeta como medio cultural… digo cine por decir cine, por mencionar un ejemplo. Aquí debería ser mejor. Por hablar de que mi generación a lo mejor tiene que irse del país para luego regresar para luego encontrar que la cosa está igual o peor. Aquí hay gente que me pregunta por qué yo no me he ido a España, por ejemplo, que tiene una escena de rap bien fuerte, grande, europea… ellos se mueven a París, y tienen su audiencia, a Bruselas, a Ámsterdam, a Alemania y allí tienen su publico. En Cuba hay una escena grandísima. Lo que pasa en que en Puerto Rico la escena tiene muchas particularidades, con una cadencia propia, un rap muy puertorriqueño. Nosotros mismos no nos hemos dado cuenta de lo que somos capaces de producir. El reggaetón lleva mucho tiempo dando vueltas. En Centroamérica, Venezuela, República Dominicana, Florida… y New York no es la excepción. En el Desfile Puertorriqueño Tego tuvo una acogida muy grande.
Yo creo que la aceptación de lo que es el rap de Puerto Rico, el reggaetón, tiene que ver con que ya nuestra generación ha generalizado bastante la influencia que tiene el hip-hop en todo. Hasta Britney Spears tiene una base, que tienen que ver algo, o quiere parecerse algo a lo que es eso.
Lo que pasa es que todo lo que recibe una influencia comercial que esté asociado con hip hop termina siendo malo, se daña. Por ejemplo, los museos contemporáneos que tratan de presentar la influencia cultural del graffitti ponen piezas en canvas, pero la esencia del graffiti está en la calle… la idea es treparte a un sitio bien alto, bien inaccesible, y que la gente se pregunte “cómo diantres se pregunte cómo este tipo se pudo haber metido allá arriba, quizá metiéndose por un sitio donde hay electricidad y hacer eso rápido sin que la Policía se dé cuenta y lo pueda aguantar.”
Mi mensaje a la hora de rapear, es de cambio. Las cosas que veo no me gustan todavía. Se dice que el futuro se veía antes más cerca que ahora, y creo que es cierto, porque ahora el futuro se ve bien, bien lejos ahora. Dicen que toda la historia que se puede escribir ya se ha escrito, y ya llegó a su fin, que no habrá desarrollo y cambio mayor. Yo me atrevo a apostar otra cosa. Yo tengo mis ideas, mis ideas son producto de lo que yo he aprendido a asimilar en mi país. A la condición en que mi país ha tenido que vivir, incluso durante miles de años, antes de las migraciones de los africanos y los europeos… Todo eso yo lo asimilo. Creo que hay una agenda atrasada que nosotros tenemos que ir sintonizando, que creo que hay unas sensibilidades en Puerto Rico, que si al rap en Puerto Rico se le va a aceptar finalmente en Puerto Rico, el rap no puede ser un platillo volador que llegó de New York con una formula predeterminada. Nosotros tenemos algo que ya llegó de allá, que echó raíces, que tiene un lenguaje distinto, una circunstancia social distinta. No tenemos que andar con capuchas ni jackets, porque esto no es New York. Las cosas que hablamos tienen la particularidad que vienen de un sector social marginado, pero en otro contexto. Las necesidades que tenemos los puertorriqueños son distintas a las que tienen los americanos, o los afro-americanos, o los judío-americanos, o los españoles que hacen esto, o los cubanos que están en Cuba diciendo sus cosas.
Mi mensaje es de cambio, de libertad… pienso, no como algo positivo, porque eso es relativo, y allá que lo tome la gente como lo tome, pero lo hago con la mejor intención del mundo, que para mañana las cosas no tengan que ser tan pesadas, que uno tenga que vivir para trabajar. Que el trabajo, que es algo tan esencial en la sociedad humana, sea más humano. Que el producto de lo que nosotros creamos sea accesible, y que todo el mundo tenga acceso a lo que existe, sin importar cómo es uno, o como nació uno o de dónde salió, porque todos los productos de la Tierra son de toda la especie, y no creo que tengan que ser de nadie. Si todo ser humano tuviera acceso igual a todo, quizá no habría un porcentaje, por ejemplo, de gente de raza negra en las cárceles. La pena de muerte: cuántos negros en Estados Unidos están esperando por una pena de muerte en relación a blancos… hay una discriminación que no tiene que existir, y yo no tengo por qué quedarme callado ante eso… Por más que me hayan dicho en la Universidad que ya toda la historia ha llegado a su fin, yo no entiendo eso, porque hay unos anhelos que la gente tiene todavía. Ese es mi mensaje.
(Luis rapea a continuación)
La sangre que se exprime en ese elíxir del Baco
que sacia los caprichos de los que están observando,
éstos son los indicios de una sociedad en crisis
Fiel reproducción de sátira de Fellini
O mediocre película de tiempos de Nerón
O la era de Calígula entre luces de neón
Aunque sean peligrosos los gajes de mi oficio
Le amo con locura y patológico cariño
Con sus días de lluvia y sus noches de sol
Que me colman de alegría, y a la vez desilusión
Será una contradicción, pero así es mi vocación
Mi labor es mi adicción esa es mi loca pasión
Es mi vida, la que los idiotas desestiman
Diciendo que soy caco, pues vengo de Carolina
Llámenle como quieran, póngales miles de estigmas
Si no fuera por ella qué sería de mi poesía
Y si el Norte fuera el Sur reinarían fobias elitistas,
mi nombre sería Arjona y este rap no existiría
Es mi vida, así es mi vida
Fluir rima tras rima a través de mi poesía
que mi alma purifica, es mi agua bendita,
alojada en recipientes de aleaciones repulsivas.
Peligrosa y adictiva, esa es mi vida
Fluir rima tras rima a través de mi poesía
que mi alma purifica, es mi agua bendita,
alojada en recipientes de aleaciones repulsivas
Mi feniletinamina, esa es mi vida…
Soy Luis Ángel Díaz. Yo rapeo, y soy poeta. También soy maestro de escuela superior.
En realidad llegué a rapear por accidente, creo. Fueron amigos míos los que me invitaron a formar un grupo. Había un amigo mío, llamado Tito. Él hace ritmos musicales, hace “beats,” produce… y entonces me dijo “bueno, pues vamos a hacer un grupo.” Y yo empecé a escribir. Yo escribía mis cositas, mis poemas, en realidad ingenuos, porque yo no leía mucho. En realidad la costumbre la tomé más tarde, porque no necesariamente la cultivé en la escuela. Fue luego de graduarme de escuela superior que me doy cuenta, de quizá las cosas que no aproveché, de la clase de español, o de literatura y cosas… las novelas a lo mejor no las cogía muy en serio o no entendía la importancia que tenían culturalmente. El acercamiento que tengo con a la poesía es posterior, después de que estoy en la universidad.
Mi acercamiento al arte se da principalmente por la relación que tengo con el rap, con mis amistades, que en realidad… la cultura del hip-hop es bastante complicada. Somos un producto de cuatro formas artísticas distintas: el breakdancing, el DJ, el graffiti y el MC, que es lo que yo soy. En realidad, en esos tiempos, cuando empezamos a bregar con la música, quizá era una sorpresa: “mira, Luis está rapeando ahora, tú sabes”. Pero al día siguiente a lo mejor un amigo venía y decía “estoy graffiteando”. Y era normal que tú establecieras puentes entre una cosa y otra. Yo intenté graffitear en algún momento, pero también fue porque yo estudié en la Central High y me gustaba dibujar, y me gustaba mucho el arte de esa forma. Intenté grafittear, pero no era muy bueno grafitteando, así que… después fue que me di cuenta que podía rapear, pero por accidente, quizá.
Yo soy maestro de historia. Esa materia fue la que estudié. Me di cuenta que me gustaba después. La clase me gustaba en la escuela, como me gustaba la de ciencia. La de español no me gustaba, la de inglés tampoco. Me gustaba la historia, las ciencias… pero la que más me gustaba era la de arte. Nos daban una hora, poco más, hasta dos horas, era como jugar trabajando. Me la disfrutaba, me la gozaba completa. Yo pude haber pintado; toda mi familia pensaba que lo que yo podía hacer era eso pero… luego me fui de la escuela… de hecho, me botaron de la Central (ríe), y entonces estudié en Carolina, en la Dr. José M. Lázaro, la Kodak, y de ahí me gradué.
Los intereses quizá cambiaron. Estaba buscando, no sabía por qué decidirme cuando entré a universidad. Terminé la escuela temprano, en 11mo, porque cogí clases de noche. Al salir de la Central tenía muchos créditos en 10mo., al entrar a la Kodak solo me quedaban tres créditos para graduarme. Cogí dos clases de noche, y una en verano, y me gradué.
Terminé bien rápido. Me puse a buscar qué hacer para vivir, buscar trabajos para vivir, lo que a lo mejor me doy cuenta que fue un error, aunque no me arrepiento, porque aprendí mucho de historia, y me llena mucho lo que estoy haciendo. Me gusta el arte, me gusta la historia igualmente, pero si yo hubiera sabido que aquí había una escuela de artes plásticas, y yo no lo sabía, si hubiera sabido que se podía hacer eso, el trabajo de artista, y que a lo mejor se podía vivir de eso, tal vez, con el tiempo, de tener más facilidades para que los estudiantes de arte o personas que tuvieran algún talento en escuela superior siguieran al llegar a universidad sus estudios de arte, sería mejor, si se orientaran mejor…
No sé, a lo mejor yo mismo, mi edad, la inmadurez, a lo mejor yo no sé si debo echarle la culpa al sistema público de educación, porque a fin de cuenta terminé mi bachillerato, y seguí estudiando, y tenía quizá otros elementos disponibles, y yo también escogí, pero si yo hubiera sabido que existía una escuela de artes plásticas, a lo mejor no hubiera hecho mi bachillerato donde lo dice, a lo mejor lo hubiera completado allá.
Yo no recuerdo ninguna materia que yo particularmente detestara. Todo dependía del maestro, todo dependía de su dominio del material. Todo depende de cómo tú abordas el material con respecto al público con el que tú estas trabajando. Yo entiendo que al nivel que yo estoy trabajando como maestro, debo tener en cuenta que se trata de niños de 14, 15 años, muchachos y muchachas ya. No es el mismo nivel de escuela superior de 17, 18 años. Las edades varían bastante de un grado al otro. Tengo que saber a quién le estoy hablando, ver qué lenguaje usar, qué recursos utilizar, hablar como que la historia no tiene que ser algo complicado, aburrido o pesado, ni que la lectura tampoco tiene que ser pesada, sino que tiene que haber disponibilidad de lo que es lo bueno, lo que necesita el muchacho, y cómo el muchacho puede aprovechar esas herramientas, que están allí… lo que uno tiene que ser es ser un buen facilitador.
Yo tengo un ejemplo en mi mamá, Isabel Feliciano. Mi mamá es una mujer que no le debe nada a nadie, y ella se hizo solita. Se crió sin sus padres, y ella es mi ejemplo. Ella viene de un barrio bien pobre en Santurce. Ella hizo su bachillerato en tres años, teniéndome a mí. Se casó bien joven. Hizo su maestría en trabajo social, luego su maestría en psicología, su doctorado en psicología, y hoy día es profesora de la Universidad de Puerto Rico. Eso para mí es el ejemplo más grande. Mi vieja trabajó 18 años en Corrección, trabajando en el Oso Blanco. Yo veo a mi mamá, y yo no me veía a mí sin terminar de estudiar ni siquiera un bachillerato, porque me iba a abochornar…
En verdad, en esas edades, a ese nivel, y en las comunidades en las que nosotros crecemos, hay mucha violencia. Yo no dejé de pasar por eso. No estuve metido en el narcotráfico, ni cosa como esa, porque esas son palabras mayores, pero hoy día un muchacho tranquilo, el más que menos, tiene contacto con la violencia de alguna forma en la escuela. Me acuerdo en la escuela que habían “bonchecitos” de uno y otro sitio, o escuelas que iban a otras escuelas a dar pelas, y habían riñas entre una escuela y otra, y venían de otras escuelas a buscarte para pelear… hay que tener cuidado con eso, porque sé de gente que terminó muerta. Lo que más lástima me da, lo que he observado que está pasando con la música del rap en todas sus manifestaciones, y aunque yo no hago reggaetón, pero el rap tiene sus desviaciones, me da lástima el que se glorifique la violencia, la violencia defensivamente, si te vienen a agredir, no te vas a quedar “dado,”
Pero hay otras cosas más, fuera de la calle. La lectura, por ejemplo, a mí me ayudó mucho. La escritura me ha ayudado bastante a decir cosas que yo no sabía que era capaz de decir. Las cosas que veo y siento que están mal, las digo, trato de buscarles solución, les busco explicación. Hago lo mejor que puedo, al tratar de rapear; sé que tengo una responsabilidad, y no lo quiero decir con un sentido mesiánico ni profético, porque sería ridículo de mi parte, pero lo digo humildemente: si yo he tenido unas herramientas, por lo que haya sido, de estudio, pues el conocimiento no es mío. Yo tuve acceso al conocimiento de alguna forma, y no me olvido de la gente con la que yo crecí. Debo hacer que el conocimiento que me llegó y no fuera mio tuviera mayor difusión. En eso estoy tratando de ayudar.
No fui una estadística, no terminé en una cuneta, con un tiro pegado en la cabeza, básicamente porque estudié. Estudié en la universidad, hice mi bachillerato en cuatro años. Sé que al principio yo no hacía nada, y yo no sabía lo que estaba haciendo cuando llegué. Casi no entraba a la universidad. Pero me fui dando cuenta, y ya en tercer año estudié mucho, tomé muchos créditos en tercer y cuarto año, tomé mis veranos siempre. No dejé de “janguear” por la noche, yo jangueaba y andaba con mi gente, y en la Universidad había gente que rapeaba. De hecho, quien tiene el grupo conmigo, mi amigo Tito, que te mencioné, a quien le dicen Yallzee, estaba en la universidad.
O sea, a lo mejor uno aprende muchas cosas en la calle, pero la Universidad enseña a uno a estudiar, a aprender, a aprender a usar dónde están los recursos que uno necesita para entender ciertas cosas. Pero también la Universidad, el diploma, es bien necesario. Estar desempleado a los 25 años no es nada de fácil sin un bachillerato. Si uno tiene un hijo –y yo no los tengo, eso es otra cosa… hay que saber decidir, escoger el momento apropiado para tener un hijo, o tener un matrimonio, o una pareja… ser responsable con esas cosas. Tal vez el acercamiento que se tiene con la droga, uno debe ser bastante cuidadoso. Todo exceso está mal, sea lo que sea que tú haces.
Estudiar no va a necesariamente va a cambiar el mundo, pero quizá sí... Yo creo, que las cosas que yo conozco las conozco porque he tenido acceso a la universidad. Eso no necesariamente te va a hacer rico, pero a lo mejor eso no es lo importante… sí te va a hacer un mejor ser humano. No necesaria mente más rico, porque eso depende de muchas cosas.
(Sobre la historia de Puerto Rico, y la enseñanza de la historia)
(pausa larga) Yo creo que es muy importante que todo ser humano en las edades a las que yo enseño historia se sepa definir. La definición de un ser humano es muy complicada, porque uno puede ser tan diverso como uno desee ser, o las circunstancias con las que uno se ha topado. Nuestra identidad, por ejemplo, quién podemos ser nosotros -que somos de este espacio- tiene mucho que tiene que ver con las migraciones que se dieron del continente europeo para acá, de las del continente africano, encadenado, esclavo, el contacto que se dio con América… en ese contexto es que yo me muevo. Si estoy dando historia del mundo, yo hablo de la época clásica, Grecia y Roma, y hablo de las aportaciones que nosotros recibimos de ellos… hablamos español gracias a que los romanos hablaban latín y lo llevaron a España. De África no se habla por ahí a regularmente, así que les hablo de los imperios ancestrales, de Etiopía, Axum, Kush, Nubia, la Gran Zimbabue, de Ghana, de Mali, y luego hablo de la esclavitud… que cómo los negros no siempre han sido pobres, sometidos, hambrientos, sino que vienen acá por una circunstancia histórica. Con eso espero que tengan una conciencia más clara de lo que es uno, y que se sientan orgullosos de lo que es uno.
De mí los estudiantes no oyen lo mismo que oyen todo el tiempo. Es como si les estuvieras hablando de algo que es nuevo –que no lo es, sino que es algo que sencillamente no se habla. Lo asumen como algo que es nuevo, que están aprendiendo por primera vez, y rompemos con la monotonía, de que es lo mismo de todos los años, que la cultura es toda de los europeos, y que vinieron a evangelizarnos y a hacernos pensar, porque nosotros éramos solamente unos indios en taparrabo…
(Sobre si su estilo de rap ha logrado alguna transformación de conciencia en la mente de alguien)
Sí (ríe nerviosamente), y es raro, porque sí ha pasado… un compañero acá en la Universisdad, Emérito, un señor mayor que falleció hace poco, me decía: “Oye, tú me has cambiado la forma de ver a los raperos, porque de verdad las cosas que tú dices son las cosas que hacen falta para que los muchachos de ahora no se vayan a descarriar, y que no se piense que todo el rap es ofensivo y violento…” Muchachos jóvenes de la universidad también me lo han comentado… Satisface mucho que mediante el trabajo que tú haces ocurra un cambio…
(Sobre el fenómeno de Tego Calderón)
Bueno, a Tego hay que aplaudirle el hecho que la primera persona dentro del género que ha tomado como un tema central de su contenido la raíz negra puertorriqueña. Y eso es algo que se debió haber hecho hace años… es como si hubiera descubierto la rueda. El “reggaetón,” por ejemplo, tiene una conexión tan directa con lo que es la negritud, y pareciera obvio, pero no se había hecho ese puente hasta este momento. En ese sentido Tego ha sido un innovador.
Se entiende por la gente que lo que Tego hace es rap, que hay una diferencia entre lo que él hace y lo que hacen sus colegas del reggaetón, y a lo mejor eso trae una apertura hacia lo que yo hago, que no es eso, porque no va con mi personalidad, la cuestión del baile, yo soy más tranquilo. No tengo problemas con eso, pero ten en cuenta que los acercamientos que le hacen las disqueras a uno son los que limitan a uno. Tego puede abrir un puente bastante ancho para que nosotros sigamos detrás, pero si nosotros no estamos bien respaldados por una disquera o por gente que ya estén bien establecidos en el ambiente, es muy difícil. No podemos tener acceso a hacer video; los videos son carísimos, mantenerlos tocándose todo el tiempo en pautas, varias veces al día, por meses, es carísimo. Hay que tener buen billete para que el video esté meses, semanas corriendo. Para que uno salga en radio es un problema, no sé si por el sonido que usamos o por las letras, pero los representantes de corporaciones, o incluso productores bien intencionados, se te acercan y te dicen que: “esto no va a vender porque estás diciendo muchas cosas” o “esto no se va a vender porque la gente quiere oír cosas más sencillas”, o “tienes que hacer algo bailable, tienes que buscarte un productor musical distinto”, cuando yo entiendo que yo tengo el mejor capacitado para hacerlo… En realidad tratan de transformar el producto que uno tiene.
Yo trato de hacer algo distinto de lo que hace todo el mundo, todos tenemos nuestra propia fórmula. Tego hace su trabajo independientemente y no se parece a nadie. Otros harán lo mismo. Yo soy un individuo aparte. Lo que pretenden hacer los medios y las corporaciones es homogeneizar, y la diversidad desaparece. No hay ningún producto disponible para que el muchacho pueda escoger. Ya ellos tienen una idea que tal producto es bueno porque sale esta gente, que siguen cierta fórmula. Si se sale de la fórmula es un riesgo muy grande para que las disqueras se lo copian. Cuando eso pasa las disqueras dicen: “este tipo no va a vender 25,000 copias, así que, lamentablemente, no vamos a hacer nada con él.”
No sé si lo que yo haga va a tener tanta rentabilidad como el producto de Tego. Yo deseo lo mejor, que se lo goce, porque ha tenido buena acogida, pero yo no sé si yo tendré una acogida masiva de esa forma.
Yo estoy grabando un disco ahora. He estado invitado en grabaciones antes, pero este es mi primer disco. Mi trabajo es todo underground, independiente, subterráneo. Llevo diez años haciéndolo. Ha sido bastante difícil, pero tengo la satisfacción de tener mucho material escrito, producido y grabado, sin tener una disquera detrás de mí. Yo no escribo para tener un disco. No llego a un estudio sin saber lo que voy a hacer y me pongo a escribir allí. Llevo meses trabajándolo. Me ha ayudado a escribir, por satisfacción. Creo que mi trabajo me ha convertido en un poeta, que es algo que me satisface. Siento que la poesía es parte de mi vida. La relación que hay entre lo que yo leo, las personas a quienes leo, su vida, y lo que yo hago con la mía, a mí me llena mucho, porque son modelos de acción a los que puedo apelar en cierto momento. El acto creativo es un acto liberador. Eso es lo más importante: poder decir lo que pienso sin tener que pensar en las consecuencias.
Yo le recomiendo a mis estudiantes como personas: el matrimonio debe aplazarse bastante. Los muchachos se gradúan y se creen que ya deben casarse. Uno debe darse tiempo a sí mismo. El foco es uno. Uno no necesariamente está hecho para hacer una familia y reproducirse. Aunque sea una función del ser humano, el ser humano no es solamente un animal. Uno razona. El ser humano debe buscar sus motivaciones.
El narcotráfico es bien peligroso. Yo ni entraría ahí. No juzgo a nadie que lo haga por unas condiciones de vida, pero no se lo aconsejaría a nadie. Pueden terminar preso, pueden morir, afectan su comunidad.
La drogadicción: uno debe tener cuidado con lo que uno usa y cómo lo usa. Todo en exceso es malísimo. Toda obsesión que uno tenga, que uno no pueda controlar, es malísima. Uno no puede depender de curarse hasta para uno poder respirar, todo lo contrario. Eso no debe ser un modo de vida, y en este país hay muchos drogadictos. A amigos míos que no son puertorriqueños les está raro: les está raro que en este país hayan tecatos: “es raro en mi país usar heroína, porque en mi país no hay dinero para comprar eso. Allá sí hay drogadicción pero es de los niños que huelen pega, que andan por ahí” Quizá eso significa que aquí tal vez haya más acceso a unos medios económicos –con lo que yo no necesariamente estoy de acuerdo, pero esa es la premisa. Es más fácil por eso que aquí una persona que no trabaje gaste cientos de dólares al día en droga, pidiendo dinero o robando. Eso no creo que sea bueno.
Sobre todo, estudiar. Estudiar, sin dejar de ser uno, sin dejar de ser joven. Uno tiene que disfrutar la juventud, y tiene derecho a ser joven. Mientras uno es joven, y entiende que puede morirse en cualquier momento, uno debe hacer eso. Sin embargo, uno debe ir acumulando, poquito a poco, las cosas que a uno lo van a ayudar en un futuro a sobrellevar los retos que vienen. Uno no sabe cuáles son los retos que vienen. Yo sí entiendo que un diploma puede ayudar. El conocimiento puede ayudar a uno ser un ser humano más diverso, más grande, a tú poder juzgar situaciones que la gente a lo mejor no ve. A gente que no le han dicho ciertas cosas a lo mejor tienen la capacidad, pero no han despertado unas curiosidades que son esenciales en el ser humano. La necesidad del disfrute de ciertas cosas.
En este momento, en el siglo XXI, mi generación tiene una crisis intelectual, por la que la generación de nuestros padres no pasó. Esa generación de la guerra de Vietnam tuvo acceso a unas ideas que nosotros no tenemos, por la razón que sea. Nuestro nivel cultural quizá no es tan alto como en otros países. Por ejemplo, en otros países el cine se respeta como medio cultural… digo cine por decir cine, por mencionar un ejemplo. Aquí debería ser mejor. Por hablar de que mi generación a lo mejor tiene que irse del país para luego regresar para luego encontrar que la cosa está igual o peor. Aquí hay gente que me pregunta por qué yo no me he ido a España, por ejemplo, que tiene una escena de rap bien fuerte, grande, europea… ellos se mueven a París, y tienen su audiencia, a Bruselas, a Ámsterdam, a Alemania y allí tienen su publico. En Cuba hay una escena grandísima. Lo que pasa en que en Puerto Rico la escena tiene muchas particularidades, con una cadencia propia, un rap muy puertorriqueño. Nosotros mismos no nos hemos dado cuenta de lo que somos capaces de producir. El reggaetón lleva mucho tiempo dando vueltas. En Centroamérica, Venezuela, República Dominicana, Florida… y New York no es la excepción. En el Desfile Puertorriqueño Tego tuvo una acogida muy grande.
Yo creo que la aceptación de lo que es el rap de Puerto Rico, el reggaetón, tiene que ver con que ya nuestra generación ha generalizado bastante la influencia que tiene el hip-hop en todo. Hasta Britney Spears tiene una base, que tienen que ver algo, o quiere parecerse algo a lo que es eso.
Lo que pasa es que todo lo que recibe una influencia comercial que esté asociado con hip hop termina siendo malo, se daña. Por ejemplo, los museos contemporáneos que tratan de presentar la influencia cultural del graffitti ponen piezas en canvas, pero la esencia del graffiti está en la calle… la idea es treparte a un sitio bien alto, bien inaccesible, y que la gente se pregunte “cómo diantres se pregunte cómo este tipo se pudo haber metido allá arriba, quizá metiéndose por un sitio donde hay electricidad y hacer eso rápido sin que la Policía se dé cuenta y lo pueda aguantar.”
Mi mensaje a la hora de rapear, es de cambio. Las cosas que veo no me gustan todavía. Se dice que el futuro se veía antes más cerca que ahora, y creo que es cierto, porque ahora el futuro se ve bien, bien lejos ahora. Dicen que toda la historia que se puede escribir ya se ha escrito, y ya llegó a su fin, que no habrá desarrollo y cambio mayor. Yo me atrevo a apostar otra cosa. Yo tengo mis ideas, mis ideas son producto de lo que yo he aprendido a asimilar en mi país. A la condición en que mi país ha tenido que vivir, incluso durante miles de años, antes de las migraciones de los africanos y los europeos… Todo eso yo lo asimilo. Creo que hay una agenda atrasada que nosotros tenemos que ir sintonizando, que creo que hay unas sensibilidades en Puerto Rico, que si al rap en Puerto Rico se le va a aceptar finalmente en Puerto Rico, el rap no puede ser un platillo volador que llegó de New York con una formula predeterminada. Nosotros tenemos algo que ya llegó de allá, que echó raíces, que tiene un lenguaje distinto, una circunstancia social distinta. No tenemos que andar con capuchas ni jackets, porque esto no es New York. Las cosas que hablamos tienen la particularidad que vienen de un sector social marginado, pero en otro contexto. Las necesidades que tenemos los puertorriqueños son distintas a las que tienen los americanos, o los afro-americanos, o los judío-americanos, o los españoles que hacen esto, o los cubanos que están en Cuba diciendo sus cosas.
Mi mensaje es de cambio, de libertad… pienso, no como algo positivo, porque eso es relativo, y allá que lo tome la gente como lo tome, pero lo hago con la mejor intención del mundo, que para mañana las cosas no tengan que ser tan pesadas, que uno tenga que vivir para trabajar. Que el trabajo, que es algo tan esencial en la sociedad humana, sea más humano. Que el producto de lo que nosotros creamos sea accesible, y que todo el mundo tenga acceso a lo que existe, sin importar cómo es uno, o como nació uno o de dónde salió, porque todos los productos de la Tierra son de toda la especie, y no creo que tengan que ser de nadie. Si todo ser humano tuviera acceso igual a todo, quizá no habría un porcentaje, por ejemplo, de gente de raza negra en las cárceles. La pena de muerte: cuántos negros en Estados Unidos están esperando por una pena de muerte en relación a blancos… hay una discriminación que no tiene que existir, y yo no tengo por qué quedarme callado ante eso… Por más que me hayan dicho en la Universidad que ya toda la historia ha llegado a su fin, yo no entiendo eso, porque hay unos anhelos que la gente tiene todavía. Ese es mi mensaje.
(Luis rapea a continuación)
La sangre que se exprime en ese elíxir del Baco
que sacia los caprichos de los que están observando,
éstos son los indicios de una sociedad en crisis
Fiel reproducción de sátira de Fellini
O mediocre película de tiempos de Nerón
O la era de Calígula entre luces de neón
Aunque sean peligrosos los gajes de mi oficio
Le amo con locura y patológico cariño
Con sus días de lluvia y sus noches de sol
Que me colman de alegría, y a la vez desilusión
Será una contradicción, pero así es mi vocación
Mi labor es mi adicción esa es mi loca pasión
Es mi vida, la que los idiotas desestiman
Diciendo que soy caco, pues vengo de Carolina
Llámenle como quieran, póngales miles de estigmas
Si no fuera por ella qué sería de mi poesía
Y si el Norte fuera el Sur reinarían fobias elitistas,
mi nombre sería Arjona y este rap no existiría
Es mi vida, así es mi vida
Fluir rima tras rima a través de mi poesía
que mi alma purifica, es mi agua bendita,
alojada en recipientes de aleaciones repulsivas.
Peligrosa y adictiva, esa es mi vida
Fluir rima tras rima a través de mi poesía
que mi alma purifica, es mi agua bendita,
alojada en recipientes de aleaciones repulsivas
Mi feniletinamina, esa es mi vida…
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